Para conseguir los objetivos planteados y, en último término, llevar a cabo la misión del centro, la dirección debe organizar a su personal, su infraestructura y sus recursos económicos. Toda la organización debe girar en torno a cada persona residente, desde el momento de su ingreso hasta el final de nuestro acompañamiento. La organización del personal se realizará atendiendo a las necesidades y potencialidades reales del momento actual de los residentes (bajo o alto nivel de dependencia, bajo o alto número de personas con trastornos cognitivos o de conducta…). Estos temas se verán en la sección de fichas en el Programa de Gestión de Recursos Humanos.
Habrá que tener en cuenta cómo se organizan los recursos económicos, según las normativas vigentes y los recursos disponibles, para atender con dignidad a los residentes. Este tema se verá en la sección de fichas en el Programa de Gestión Económica-Financiera.
En tercer lugar hay que gestionar la infraestructura, es decir, los espacios disponibles y el equipamiento adecuado para cumplir todas las normativas (en Lares siempre procuramos cumplir las más exigentes, que posibilitan la acreditación del centro) y para buscar el máximo confort en los residentes y los trabajadores.
Sin embargo, quizá el aspecto organizativo más importante sea el del “día a día”. La organización de la información, de la comunicación, de la atención y de la vida del centro. Además del Plan estratégico y las programaciones anuales, que son herramientas útiles para la planificación (aunque tienen su reflejo también en la cotidianeidad); se propone un modelo de organización denominado “Plan General de Intervención” (PGI) consistente en un sistema de intervención compuesto por áreas y programas interrelacionados. Junto a él el Plan de Atención Individual (PAI), en el que se organiza la atención y la intervención que vamos a ofrecer a cada persona, atendiéndola en su singularidad, en sus circunstancias y en su realidad concreta.